En 1981, el gobierno de Malawi lanzó su programa de viviendas rurales, en asociación con UNDP y UNCHS, con el objetivo a largo plazo de motivar, animar y asistir a familias rurales a mejorar las condiciones de sus viviendas. El programa comprendió capacitar a gente local en la producción de materiales de construcción y en métodos de construcción y después ayudarles a construir sus propios hogares. Los costes de las casas se redujeron en un 70 por ciento en comparación con las viviendas gubernamentales convencionales, y un innovador mecanismo de financiación permitió que incluso las familias más pobres proveyeran sus propios hogares. Se establecieron oportunidades de generación de ingresos en la producción de materiales y técnicas de construcción. Los diseños se basaron en el principio de que las casas pudieran ampliarse cuando se requiriera y para 1991 3.000 familias habían terminado sus hogares y otras 1.318 estaban en el proceso de construirlas.