La organización con carácter de sociedad civil “Un Techo para mi Hermano” ha creado una iniciativa participativa de vivienda rural en colaboración con trabajadores rurales, estudiantes y el gobierno local. Hasta la fecha, se han construido más de 500 hogares mediante un sistema de autoayuda y ayuda mutua, que se centra en la capacidad de construcción, la concienciación medioambiental y el fortalecimiento de redes sociales.

 

Descripción del Proyecto

Fines y Objetivos

  • Reforma de la vivienda y la calidad de vida de los trabajadores rurales y sus familias que viven bajo condiciones de explotación y exclusión en grandes fincas rurales, sin poner sus puestos de trabajo en peligro.
  • Fortalecimiento de las redes sociales mediante la creación de un enfoque cooperativo integrado para la construcción y la gestión.
  • Concienciar a la comunidad rural de los temas que afectan al medioambiente.

Valle Azul es una zona rural remota situada en la orilla sur del Río Negro en la Patagonia que, antes de los 90, carecía de una infraestructura mínima, de acceso a las carreteras y de servicios. En 2000, se construyó un puente sobre el río, que mejoró bastante el acceso a la zona y contribuyó a un aumento de la producción agrícola. Las grandes plantaciones y los ranchos de ganado de la zona pertenecen a un puñado de ricos terratenientes, las familias rurales de la región trabajan en condiciones de explotación, casi de esclavitud, con mucha dependencia y poco o casi ninguna posibilidad de mejorar sus condiciones de vida. La mayoría de los trabajadores de la zona viven sobre el terreno que es propiedad de sus jefes y así están sujetos a trabajar más horas de las que fija el contrato de empleo. Las condiciones de las viviendas son de hacinamiento e inadecuadas; casas construidas con trozos de metal o madera que no tienen luz adecuada, ni agua, ni saneamiento ni electricidad.

El proyecto de Hábitat y Desarrollo Rural en Valle Azul comenzó por iniciativa de Un Techo para Mi Hermano, una organización de la sociedad civil que trabaja con los sectores más vulnerables de la población de Valle Azul. Mucha de esa gente no tiene trabajo o trabaja como jornaleros, sirvientes o temporeros. Esta organización trabaja en la Patagonia argentina facilitando ayuda técnica a las familias del entorno rural que construyen sus casas mediante un proceso de autoayuda o ayuda mutua. Hasta la fecha 528 familias de la zona se han beneficiado del trabajo de la organización, 106 de ellas participantes en el proyecto Hábitat y Desarrollo Rural en Valle Azul. El trabajo de esta fundación implica el aumentar las capacidades mediante el desarrollo de una cierta organización y conocimientos de autogestión.

El proyecto significa la construcción conjunta de nuevas casas al igual que algunas mejoras medioambientales en la zona como la creación de espacios verdes, reforestación con variedades autóctonas y la sustitución de letrinas abiertas por baños y cocinas nuevos. Los principales sectores de la población que se benefician del proyecto de Valle Azul son los trabajadores rurales con bajos ingresos provenientes de las comunidades de Ruca Peñil (48 hogares), Esfuerzo y Libertad (16 hogares) y Solidaridad y Esperanza (20 hogares). Otras 22 familias del entorno rural están trabajando en la actualidad para mejorar sus casas, y las mejoras medioambientales resultantes han beneficiado a la comunidad en general. La organización prepara una propuesta para la construcción de 32 nuevos hogares ya que la población de esta comunidad está creciendo.

Esta iniciativa de participación de vivienda rural conlleva la asociación de trabajadores con una renta baja, Un Techo, gobierno local y central, y estudiantes. El proyecto recibió ayuda económica de dos agencias internacionales al principio, Deswos y Misereor. En 1996 el proyecto fue adoptado dentro del programa nacional de la vivienda y comenzó a recibir la financiación del estado y de los gobiernos centrales para la compra de terrenos, provisión de infraestructura, instalaciones comunitarias y la plantación de bosques. Un Techo facilitó la ayuda técnica y la formación para los miembros de la comunidad, quienes contribuyeron al proyecto con la construcción de casas, con nuevos conocimientos técnicos recién adquiridos, con administración y gestión de recursos, con la toma de decisiones y el desarrollo de la comunidad. Las mujeres han jugado un papel clave en el proceso al adoptar responsabilidad de forma activa en el desarrollo de la comunidad.

Mediante el sistema de ayuda mutua, todos los miembros de la comunidad trabajan en equipo para construir las casas, las cuales no son asignadas hasta que todas se hayan terminado. Este enfoque, junto con los debates y los talleres que se realizan en la comunidad, ayuda a fomentar un espíritu de colaboración. Todos los residentes participan en la toma de decisiones sobre temas que afectan a la comunidad, participando en la reforestación y en la creación de zonas verdes, concienciando a los demás sobre los temas medioambientales, ayudando a los más débiles con información y otros servicios como el de la creación de una biblioteca comunitaria.

Se ha dado una mejora drástica de las condiciones de la vivienda y de la calidad de vida de los trabajadores rurales. Las nuevas casas tienen la luz y ventilación adecuadas, también hay saneamiento y electricidad, aquéllas se han construido con materiales sólidos si se compara con las condiciones de vivienda anteriores de las familias en el entorno rural. La formación y la experiencia de autogestión han conducido a una mayor confianza y participación en los procesos de toma de decisiones, especialmente entre las mujeres.

Hogares que antes se encontraban esparcidos por el valle han conseguido formar una comunidad rural consolidada con una población estable, y una baja tasa de desempleo. Al revés de lo que sucede en el resto del país, donde la población rural emigra a los grandes cascos urbanos en busca de mejores condiciones de vida, se ha establecido una comunidad rural en el valle en los últimos 10 años. Mientras que la tasa de desempleo en Argentina se sitúa alrededor de un 15% en la población activa, Valle Azul tiene una tasa de tan sólo un 1%.

El proyecto depende de una mezcla de financiación del gobierno central y de agencias internacionales donantes. El Ministerio de Infraestructura y de Vivienda está financiando el programa de mejora de la vivienda PROPASA en la actualidad.

El gasto capital total de las 84 casas recién construidas alcanzó 382.605$, lo que incluye materiales (158.537$), ayuda técnica (19.653$), gastos de administración (4.126$), gastos cuantitativos de mano de obra de ayuda mutua (63.414$), y terrenos (136.875$). Los hogares rurales aportaron la mano de obra propia y el 15% de los gastos de material (alrededor de 23.780$, o una media de 280$ por familia) a un fondo común para garantizar la continuación del programa. La cifra final del coste de las nuevas casas es menos del 50% de lo que cuestan las casas construidas por empresas contratadas por el estado.

 

¿Por qué es innovador?

  • Introducción de un proceso de vivienda participativo y recíproco en zonas rurales remotas.
  • Participación activa de las mujeres en todas las fases del proyecto; esto incluye la construcción y la toma de decisiones.
  • Fortalecimiento de grupos anteriormente excluidos y otorgamiento de autoridad a los residentes para que tomasen un papel más activo dentro de la sociedad.
  • Desarrollo de comunidades rurales sostenibles mediante la mejora de las condiciones de vida de las familias del entorno rural que no desean mudarse a la ciudad para vivir en chabolas.
  • Inversión del proceso de migración del medio rural al medio urbano.

 

¿Cuál es el impacto medioambiental?

El proyecto facilita una infraestructura para el agua y una infraestructura urbana donde antes no las había, mientras que la mejorada ventilación e iluminación contribuyen a un uso racional de los recursos energéticos y del agua. Otras mejoras medioambientales en la zona incluyen la creación de espacios verdes y de un vivero de árboles para criar las variedades autóctonas del valle.

 

¿Cómo es su sostenibilidad financiera?

El programa ha permitido que las familias pobres del entorno rural, que carecían de los medios para construir sus casas y estaban excluidos de los programas de la vivienda del gobierno, mejorasen sus condiciones de vida mediante el acceso a terrenos, ayuda técnica y materiales de construcción. Las familias participaron con su mano de obra mediante la construcción de ayuda mutua, y por tanto reduciendo los gastos.

 

¿Cuál es el impacto social?

La organización se centra especialmente en los sectores de la población más vulnerables, y se esfuerza por conseguir una reducción de las desigualdades sociales. El proyecto ha capacitado a los trabajadores rurales marginados para que dejasen de ser explotados y dependientes, y jugasen un papel activo en las mejoras de sus condiciones de vida y condiciones laborales. El desarrollo de la capacidad para la autogestión ha provocado un cambio social proveniente de la capacidad de las personas para transformar sus propias condiciones de vida mediante la autoayuda, la colaboración mutua, y la organización. Las mujeres en especial ahora tienen voz, y han incrementado su participación como miembros de la comunidad a escala de gobierno local y su influencia a escala provincial.

Obstáculos Encontrados

  • Falta de compromiso al principio, y renuencia a la hora de aceptar responsabilidades en grupo. Esto se superó haciendo que la comunidad se interesase mediante reuniones periódicas con los técnicos.
  • El proyecto no pudo continuarse a mayor escala debido a la falta de financiación.

Lecciones Aprendidas

  • Mediante la creación de una comunidad rural afianzada, es posible cambiar las condiciones de explotación de los hogares del entorno rural que viven allí donde trabajan, a la vez que se protegían sus puestos de trabajo.
  • Un proceso participativo y mutuo puede facilitar una contribución positiva de cara a la resolución del problema de la vivienda rural.
  • Los trabajadores rurales merecen unas condiciones de vida decentes, y ya hay una mayor concienciación sobre este tema entre la sociedad civil.

 

Evaluación

La Universidad Nacional de Comahue realizó una evaluación independiente de los programas de Un Techo, mediante un método participativo de autoevaluación con el cual los mismos involucrados participaban en un proceso de seguimiento y evaluación en colaboración con la universidad. El efecto positivo de los procesos de ayuda mutua sobre la comunidad al igual que otros elementos del proyecto como economía de los recursos, concienciación medioambiental, y redes sociales más robustas se compararon con otros programas de vivienda, y se resaltaron como recomendación para las políticas de vivienda a consecuencia del estudio.

 

Transferencia

La experiencia inicial de un grupo de 48 familias hizo que otros grupos de la zona cursasen peticiones, y provocó el traslado del proyecto de Esfuerzo y Libertad (16 hogares), el de Solidaridad y Esperanza (20 hogares) y otras 22 familias rurales que trabajan para mejorar sus casas.

Algunos aspectos del proyecto, en especial el enfoque y la metodología, han sido adoptados por otras ONG a escala provincial y nacional como consecuencia de talleres y seminarios nacionales en los cuales se ha hecho exposición de esta experiencia.

Ésta ha asesorado a la política nacional, llevando el problema de la vivienda en el entorno rural a una posición de prioridad en la agenda política del gobierno, y contribuyendo a la formulación de los actuales Programas de Reforma de la Vivienda, los cuales consideran los procesos participativos y la construcción de viviendas de ayuda mutua en pequeños grupos como una forma eficaz para resolver las necesidades de vivienda de la población rural.

 

Partnership

ONG, OCB, Gobierno local, Gobierno Nacional