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Alicante se sumó a la Campaña Europea para Terminar con el Sinhogarismo en las Calles. Durante dos noches en noviembre, se reunieron 150 voluntarios de todas partes de Alicante, trabajando juntos para recorrer las calles, las plazas, los parques y el puerto para entrevistar a las personas para quienes el único hogar es la calle. Los voluntarios entendieron mejor los periplos individuales de la gente y lograron un entendimiento real de sus vidas. Lyndall Stein, quien trabaja en la campaña ofreciendo apoyo para la realización de la misma, comparte su perspectiva:

Emplazada entre las glorias del mediterráneo, Alicante tiene cielo azul y un mar brillante. Esta ciudad tiene un pasado problemático; y ahora aloja a millonarios con yates relucientes en la marina y veraneantes paseando en la elegante superficie de su famosa rambla de mosaicos. Pero escondida en sus rincones oscuros hay muchas personas sin hogar, cuya única cama es una puerta, un banco, una vereda o el suelo debajo de un seto o debajo de un árbol.

El gobierno local es parte de una coalición progresiva que incluye a Carmel (Directora de los Servicios Sociales). Ella está realmente decidida a encontrar nuevas formas de entender y terminar con el dolor humano del sinhogarismo.

El gobierno local de Alicante solicitó a RAIS Fundación su ayuda para desarrollar una Semana de Conexiones, lo cual es parte del trabajo de la Campaña Europea para Terminar con el Sinhogarismo en las Calles. Yo me sumé a su Semana de Conexiones, la cual ellos habían llamado ‘Homeless Meet Up Alicante’. Me encontré con Luis Perea y Alfonso Hernandez de RAIS Fundación, quienes estaban compartiendo su experiencia y experticia con los asociados y organizaciones locales que trabajan en el terreno en Alicante.

Ellos también compartían esta primera noche de la campaña con Dan y Renate, quienes habían viajado desde Amsterdam. Dan y Renate trabajan en un programa de Vivienda Primero llamado  Discus y querían entender mejor el trabajo de la RAIS Fundación y la campaña en general. Esto demuestra la fortaleza, el positivismo y la determinación de las ciudades a través de Europa que buscan aprender unas de otras y trabajar juntas para terminar con el sinhogarismo.

El evento ‘Homeless Meet Up Alicante’ facilitó las conversaciones para entender el oscuro y doloroso camino que recorren las personas que sufren del sinhogarismo en las calles. Además, construye una imagen real del costo humano, las soluciones adecuadas y el porqué un hogar decoroso es la solución correcta y apropiada para cada persona que debe tener su cama en las calles despiadadas.

Cada persona tiene una historia única, cada persona tiene un camino diferente y muchas veces complejo, detrás de cada historia existen temáticas comunes que nos ayudan a entender porqué el problema del sinhogarismo está aumentando en toda Europa. Las temáticas comunes son la vivienda inadecuada, la falta de acceso a recursos, el limitado apoyo social y financiero cuando las personas pierden su trabajo y el mal financiamiento del cuidado social y financiero que ayudaría a prevenir que la gente termine en un viaje de ida a las calles. Es también una historia de los corrosivos efectos de la desigualdad y de las decisiones políticas que no reconocen la moral básica de proteger a los más pobres y a los más vulnerables de nuestra sociedad, la importancia crítica de nuestra humanidad común.

La prevención es mejor y más económica que cualquier ‘cura’, las medidas adecuadas en el momento adecuado pueden ayudar a la gente, pero el impacto destructivo de dormir en las calles aumentará la vulnerabilidad muy rápidamente. El daño realizado tendrá un costo humano más alto y un mayor costo para la sociedad de remediar.

Ana, una joven que estaba como voluntaria, se agachó sobre un banco de piedra en la marina, el cual tenía el objetivo de brindar una atractiva vista de la bahía y de los glamorosos yates de la alta sociedad. No había nada glamoroso sobre su uso como cama de último recurso por parte de Enrique. El le explicó a Ana porqué dormía en ese banco duro y frío. El era de Valencia pero su vergüenza al perder su trabajo como pintor y decorador, y luego su hogar, lo había alejado de sus amigos y familia, y su tortuoso descenso había comenzado. Tenía 68 años y le dijo a Ana que había perdido la esperanza y sólo esperaba morirse.

Pensé en Enrique mientras descansaba en mi cama de hotel luego de nuestra larga noche caminando en las calles, hablando con la gente que tiene que vivir allí. ¿Cómo puede ser que un hombre grande, que debería estar viviendo un retiro pacífico en un lugar al que pueda llamar su hogar, esté de hecho durmiendo en un banco de piedra? Sin paredes para protegerlo del viento frío, sin un lugar para preparar una taza de café, sin un lavabo adonde lavarse la cara, sin una almohada para descansar su cabeza, sin una silla, sin una mesa, sin un lugar donde colgar su ropa, sin una puerta que cerrar. Sólo una delgada manta, un pequeño bolso y una piedra fría adonde acostarse. Sus viejos huesos desprotegidos, y tan solo. Con la vista de los millones despilfarrados en tantos yates lujosos.

Esa noche, el camino de un hombre sin hogar terminó trágicamente. El tenía 75 años, dormía en el parque, en la zona de juegos que habíamos visitado. Lo encontraron muerto a la mañana.

Esta no tiene que ser la realidad para quienes duermen en las calles. La campaña quiere hacer las cosas de otra manera para dejar de gestionar el sinhogarismo y comenzar a terminar con él. Los asociados en Alicante ahora trabajarán para ver cómo pueden realizar cambios sistemáticos para ayudar a la gente a salir de las calles para siempre.

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